En la redacción nos gusta concluir el año con una selección de artículos que llamamos “Los mejores juegos de este año que no has jugado”, en los que repasamos títulos que no tuvieron análisis porque coincidieron con periodos intensos de trabajo o simplemente tardamos en descubrir. La semana pasada se publicó un juego que prácticamente parecía destinado a esta sección; el mismo día que Animal Well y Crow Country aparecían en las tiendas, era más complicado encontrar textos encontrados dedicados a 1000xResist, la aventura narrativa con la que el estudio Sunset Visitor se ha dado a conocer. Esta vez no he querido esperar tanto para escribir, porque incluso con otros juegos como Hades 2 de por medio, no he podido dejar de pensar en él desde que asistí a los títulos de crédito.
Nuestro papel en 1000xResist es el de Watcher, clon genético de la única superviviente de un evento cataclísmico sucedido hace mil años. La llegada de una raza alienígena a principios del siglo XXI trajo consigo una pandemia para la que los humanos no estaban preparados, provocando su práctica extinción. La joven Iris, una estudiante canadiense descendiente de una pareja de inmigrantes procedentes de Hong Kong, se convirtió en inmortal en lugar de enfermar. Durante un milenio ha seguido poblando el mundo con propios clones, que ya no la llaman Iris sino Allmother: una figura casi mesiánica que apenas tiene contacto con sus réplicas.
Watcher convive con sus cinco hermanas, cada una con su función dedicada (Healer, Fixer, Knower…), y con “cáscaras” que aspiran a convertirse en el relevo de una de las seis algún día. Los clones no tienen la inmunidad de Allmother, así que su única manera de experimentar el mundo exterior es a través de “comuniones” en las que pueden explorar libremente los recuerdos de Iris en el pasado, pudiendo alterar el flujo del tiempo en momentos clave.